miércoles, abril 23, 2008

Viajes: La Gran Sabana (Estado Bolívar, Venezuela)

La Gran Sabana es una región natural localizada al sur de Venezuela en el macizo de las Guayanas, en la parte sureste del Estado Bolívar hasta la frontera con Brasil, tiene una temperatura promedio de 23ºC. En ella conviven diversos grupos indígenas, entre ellos la etnia Pemón. La Gran Sabana forma parte de uno de los Parques Nacionales más extensos de Venezuela, el Parque Nacional Canaima, en el que se encuentra el Salto Angel que, con casi un kilómetro de caída vertical, es la cascada de mayor altura en el mundo.
Orográficamente se caracteriza por estar formada por una amplia meseta, con un relieve ligeramente ondulado, pero con bordes bastante abruptos: la carretera de El Dorado a Santa Elena de Uairén pasa de los 200 metros de altitud hasta los 1500 en menos de 30 km., en un lugar apropiadamente denominado La Escalera, como puede verse en la imagen de La Piedra de La Virgen. Su condición de sabana no se debe a su clima (que es suficientemente lluvioso para sustentar una vegetación de selva) sino a la constitución rocosa y arenosa de los suelos, aunque pueden observarse manchas de selva en algunas depresiones y, sobre todo, selvas de galería junto a los ríos (visibles en la imagen de San Rafael de Kamoirán).





















Esta meseta está salpicada por macizos antiguos muy erosionados en forma tabular, los llamados tepuyes, ejemplos de relieve invertido, que conforman una clase de mesetas típicas de las Guayanas, las cuales, en la Gran Sabana, alcanzan su máxima altitud en el Tepuy Roraima, con 2.800 metros sobre el nivel del mar. Una imagen incluida en el artículo sobre el relieve invertido como ejemplo (Peraitepuy) se tomó al sur de la Gran Sabana, entre Santa Elena de Uairén e Icabarú.




















































El Parque nacional Canaima o Kanaima, se creó mediante decreto el 12 de junio de 1962 con una superficie aproximada de un millón (1.000.000) de hectáreas. En 1975 sus dimensiones fueron ampliadas a 3.000.000 de hectáreas (30.000 km²) al anexarle el territorio de La Gran Sabana, lo que lo convierte en el sexto parque nacional (en dimensiones) en el mundo.



































La etnia de los pemones es el grupo más numeroso de los indígenas en la región. se encuentran esparcidos por todo el Parque Nacional Canaima y se dividen en tres grandes grupos: Arekunas, Taurepanes y Kumaragotos, son amables, tranquilos y trabajadores. Son los habitantes comunes de la Gran Sabana y hoy en día se han compenetrado en la actividad turística, manejan y administran posadas y sirven de guías en expediciones por la región, también hablan con facilidad el Inglés.













































































































Texto: Wikipedia
Fotografías: Isabel Guevara Poleo

jueves, abril 10, 2008

La venganza de la tierra:





















Es el título de un más que imprescindible libro de James Lovelock, miembro de la Real Society y calificado por New Scientist como "uno de los grandes pensadores de nuestra época".

Muy de vez en cuando y, en ocasiones por azar, el ser humano encuentra o atisba una idea que sintetiza o innova. Se consigue esa suerte de milagro gracias al esfuerzo de la voluntad y a ese fenómeno extraño de la vida que es la inteligencia. La inteligencia como conciencia de la realidad y actitud que poseemos los humanos capaz de entender y cambiar el mundo.

En esa dirección de entendimiento y cambio de la realidad, James Lovelock ha cristalizado una idea que concibe a la Tierra como una especie de macroorganismo vivo compuesto de múltiples y complejas partes que interactúan. La teoría Gaia de Lovelock es un acierto desde el propio nombre, traído a cuento desde la antigua Grecia y redivivo en la diosa Gaia que personifica la Tierra.

Es normal en el mito griego la personificación no sólo de la Tierra sino también de la Naturaleza y sus elementos. Los dioses griegos en sus diferentes jerarquías se identificaban con el cielo, el mar y hasta los manantiales. Así pues, la Tierra vivía y las relaciones de los dioses entre sí eran trasposiciones de las relaciones naturales entre los elementos que hoy nos son conocidas en un plano nada mítico pero más científico y humano.

Para la Ciencia, Gaia es la delgada capa esférica de la Tierra y agua que abarca desde el interior incandescente hasta la atmósfera superior. En esa "delgada" capa habitan literalmente organismos vivos de una antigüedad aproximada a los cuatro mil millones de años.

Con Gaia se abre una nueva perspectiva sobre el soporte físico vital de esos microorganismos que hoy conocemos como "extremófilos" -bacterias que viven casi indefinidamente y se reproducen en los ámbitos más extremos, sea en las fuentes termales del fondo del océano, sea en las capas más altas de la atmósfera, desde luego soportando las altísimas presiones en los intersticios de las rocas profundas de la Tierra y hasta en el azufre de los volcanes-.

Ellas, las bacterias, en número casi infinito, han preparado durante ese inmenso tiempo geológico la matriz terrestre para que pudieran darse y florecer las plantas y los maravillosos colores y aromas de las flores. Ellas, para que los animales que nos son reconocibles por tamaño y afinidad, mamíferos y todos los demás vivan; hasta el homínido que con una capacidad inmensa de transformación ha puesto en jaque a Gea o Gaia, que con ambos nombres se la designa.

Valga como frontispicio e introducción a más amplios desvelos, que desde Sabitariana animamos, las palabras del propio James Lovelock:

"Hemos crecido en número hasta el punto de que nuestra presencia afecta al planeta como si fuéramos una enfermedad. Igual que en las enfermedades humanas, hay cuatro posibles resultados: destrucción de los organismos invasores que causan la enfermedad; infección crónica; destrucción del huésped; o simbiosis, es decir, el establecimiento de una relación perdurable mutuamente beneficiosa entre el huésped y el invasor."

¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!

Biblia de Jerusalén, Mateo 23,24



Texto: Andrés Parra García
Fotografías: Isabel Guevara Poleo (Gran Sabana, Estado Bolívar - Venezuela)