lunes, septiembre 17, 2018


Alzamos la voz por Mayell,
por ti, por nosotras, por todas
 

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Las mujeres venezolanas hoy, como siempre, nos bregamos con fuerza la vida, por nosotras, por nuestras hijas e hijos, por nuestras  madres y  padres, por la patria. Así vivía Mayell Hernández, compañera del Campamento de Pioneras y Pioneros Madre Hipólita, al que hoy llamamos con su nombre, en su honor.
Lejos de ser una mujer callada y pasiva, Mayell era vocera de quienes luchan por un hogar digno, la vida que tenía por delante era hermosa como ella misma, sus sueños eran enormes y cuando hacemos un recuento de sus múltiples actividades nos damos cuenta de la mujer que era.  Con su cuerpo dibujaba sus utopías, las danzaba. Pero ella era más, mucho más. Mayell le estaba metiendo el hombro a la vida, lo mismo la podíamos ver bailando que preparándose para pegar los bloques del hogar que soñaba para su hija, o con su bandeja vendiendo tortas para palear los gastos del día a día.
Y Mayell ya no está con nosotras y nosotros, no está porque fue victima de un femicidio, su compañero, el hombre que ella alguna vez amó, la asesinó.
Deja a una hija de 2 años, una pequeña que tendrá que crecer sin su madre. Mayell no estará para acompañarla al primer día de colegio, se perderá la caída de sus primeros dientes, la graduación de bachiller, la rebeldía de la adolescencia, no estará Mayell para guiar los pasos de a quien más amaba.
Pero Mayell no es la única, son muchas, cientos, miles de mujeres que son víctimas de femicidio, y nos preguntamos por qué, por qué las que crían, las que reproducen y cuidan la vida de todas y todos, son las golpeadas, las maltratadas, las muertas. Y la explicación es corta pero compleja, porque EL PATRIARCADO NOS REQUIERE OPRIMIDA PARA SOSTENER LA DÉBIL MASCULINIDAD TRADICIONAL. 
Queremos con este comunicado hacer ver una realidad que hoy nos toca de cerca, que nos conmueve, que moviliza nuestro dolor desde adentro, pero que es una realidad que vivimos cotidianamente, llamamos la atención hacia el hecho de que los femicidios no son accidentes, no son muertes inexplicables, tienen causas y éstas no son patológicas. Son el resultado de un sistema estructural en el que la sociedad en su conjunto es responsable.
Responsabilidad que debemos asumir desde lo cotidiano, entendiendo que cada vez que golpeamos a una niña o a un niño le enseñamos que la violencia está bien, que es una manera de comunicar nuestro desagrado. Esto debe parar aquí y ahora. La violencia está mal, es incorrecta, reproduce todo aquello que queremos defenestrar de nuestras vidas y de nuestra sociedad.
Todas estas mujeres que engrosan la lista, junto Mayell, de mujeres muertas por el hecho de ser mujeres, tenían vidas, rostros, sueños, gente que amaban y que las amaba; y todas esas vidas quedaron cegadas, la mayoría de las veces en el espacio donde debían estar más seguras, en sus propios hogares, y de la mano de quienes compartieran sus camas, con quienes tuvieron hijas e hijos, de manos de quienes alguna vez amaron.
Y si bien este escrito  hoy no alcanza para salvar la vida de Mayell, es necesario que la sociedad en su conjunto tome conciencia, comprenda de qué se trata todo este horror, que nos comprometamos más que nunca con el #NiUnaMenos, #VivasNosQueremos. Resulta indispensable que el Estado en todos sus niveles asuma con más fuerza la ley Orgánica por el Derecho de las Mujeres a una Vida libre de Violencia, de una vez por todas, se implementen políticas públicas tendientes a combatir el sexismo, y la violencia contra las mujeres.
Por nuestra parte, seguiremos en la lucha por una Patria Libre, Socialista y Feminista, construiremos juntas y juntos tu casa, el hogar de tu hija lo protegeremos en el campamento que tanto defendiste, y seguiremos adelante; pero a partir de hoy nos comprometemos a no voltear la mirada, a estar alertas para que no mueran las Mayell, ni las María, ni las Josefinas.

A la violencia le decimos #NiUnaMas

Campamento de Pioneras y Pioneros
Movimiento de Pobladoras y Pobladores
Red Araña Feminista