lunes, diciembre 25, 2006


Dice Jesús de Nazaret:
-Porque no me entendiste, Jesús Barrabás. Lo que ha extraviado siempre a la nación de Israel es su incurable sed de venganza, su empecinamiento en cobrar el agravio y la sangre con más agravios y más sangre. Contra esa tradición rencorosa hablaba yo cuando dije que se ofreciera la otra mejilla al agresor, más no me refería a las mejillas de la cara, y menos aún a las mejillas del alma, sino a las mejillas imaginarias donde los soberbios sitúan el pundonor. Jamás he aconsejado a los pobres la cobardía, ni la pasividad, ni la sumisión. En verdad te digo que no he venido a traer paz a la tierra sino espada, y que he venido a traer fuego, ¡y cómo quiero que ese fuego estuviese ya encendido! Pero mi espada es la espada de la verdad y mi fuego es el fuego de la vida, no el hierro y la hoguera convertidos en armas de retaliación. Exalto el amor como crisol para la transformación del hombre y como basamento de piedra para la construcción de un mundo diferente. Por amor he defendido a los perseguidos, por amor he desafiado a los déspotas, por amor al bien he combatido al mal, porque no se puede amar a los pobres sin pelear a favor de su causa. Mañana seré crucificado y mi muerte se convertirá en un huracán de amor que derribará las murallas de los violentos que me crucifican
Miguel Otero Silva: La piedra que era Cristo

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