Mujer, religión y simbolismo IV

"Aunque
los primeros judíos eran politeístas y adoraban gran variedad de espíritus,
animales y objetos naturales, no poseyeron jamás una diosa
madre"

DONOVAN, Frank(1978), Historia de la brujería

En la religión sumeria, además de la diosa creadora del hombre, Ninhursag, estaba también a su lado un dios creador, Enki, y ambos con arcilla iban moldeando a cada uno de los seres humanos y le donaban un destino propio. Pero en la tradición religiosa judeocristiana, se toma en cuenta solamente a la figura del padre creador, tal como aparece en La Torá y en La Biblia, cobrando entonces, gran importancia y relieve la figura masculina y, excluyendo y obviando por completo en este primer momento, es decir, en el principio de los tiempos, a la figura femenina. La otrora diosa madre universal y creadora, da paso a un Dios masculino, único, supremo, creador, ordenador, omnipresente y omnipotente.

Esta leyenda de la caída de un primitivo Paraíso aparece en el
folclore religioso de Egipto, la India, Babilonia, Persia, Grecia y
Méjico. Pero solo los judíos lo identificaron con el pecado original y lo
atribuyeron a una mujer... [1]

El judaísmo, relaciona la figura femenina con la debilidad ante el deseo y lo prohibido. Dicha relación se puede apreciar en El Talmud con la figura de Lilith, primera mujer de Adán y considerada también, como un espíritu femenino de la noche que ataca y seduce a los hombres, una especie de súcubo (demonio femenino) que mantiene relaciones sexuales con estos. Pero será Eva, la seducida por la serpiente (hay escritos donde se dice que la propia Lilith fue la serpiente tentadora de la manzana representando al demonio), a la que se le atribuirá la perdida del paraíso, por lo cual, se convierte en la primera mujer pecadora y en la figura emblemática del pecado.

[1] DONOVAN, Frank. Op. Cit.