viernes, marzo 02, 2007

Democracia Cultural
Cuando pensamos en la palabra democracia, inmediatamente la relacionamos con conceptos como libertad e igualdad. Libertad de expresión y opinión de nuestras ideas políticas, e igualdad en nuestra condición de ciudadanos que compartimos los mismos deberes y derechos. Esto, por supuesto cuando pensamos en ella de una manera ideal y abstracta, cuando hacemos referencia a los valores y principios que la representan. Sin embargo, cuando hablamos de ésta, refiriéndonos a su práctica política, la democracia se hace muy sospechosa y criticable, se convierte en todo caso, en el menos malo de los regímenes políticos. Pero esta mala reputación que goza la democracia como sistema político, se corresponde con su modelo o concepción burguesa, que sólo la entiende y practica desde la idea de la distribución del poder y la elección de representantes, nos referimos por supuesto, a la Democracia Moderna o Democracia Representativa. Pero cuando la democracia se comprende y analiza, desde el punto de vista cultural, y hablamos de la participación igualitaria de los distintos grupos culturales, dentro de su escenario social (García Canclini, 1987), el término democracia adquiere una profunda y verdadera identificación con sus principios y valores fundamentales.
El aporte de esta concepción, de esta forma de abordar la democracia, está en su valoración de los valores y las manifestaciones culturales, considerando a la cultura como un factor de igual importancia que el político y el económico, dentro de la esfera pública. La palabra democracia, tal como lo señala su etimología (demos: pueblo, kratos: poder o gobierno ), significa “el gobierno del pueblo”, siendo así, no tiene ningún sentido una democracia donde el ciudadano común, no se sienta identificado, ni involucrado con ésta, y menos aún, cuando dicho ciudadano se encuentra impedido de acceder a dicho sistema político porque el mismo Estado le niega tal derecho, ya que este ciudadano no se encuentra respaldado por instituciones o instrumentos legales, que le representen culturalmente y, mucho menos que favorezcan su participación social:


...hace un siglo, Tocqueville alababa las maravillas
del sistema democrático estadounidense, enfatizando que, con la excepción de los
esclavos, los sirvientes y los pobres mantenidos por los sistemas municipales,
no había nadie en Estados Unidos que no pudiera ser elector y participar, si
bien de manera indirecta, en la formulación de las leyes. Lo que es interesante,
es que para Tocqueville excluir a las mujeres, los esclavos, los sirvientes y
los pobres de la asistencia social-en otras palabras, más de la mitad de la
población de Estados Unidos en aquel tiempo- no era una violación al ejercicio
de los derechos democráticos de los individuos.

Carlos Alberto Torres. (2001). Democracia, educación y multiculturalismo.

Es por esta razón, que el ejercicio de la ciudadanía, en las democracias de los actuales “Estados Globalizados” juega un papel fundamental, porque partiendo de organizaciones e instrumentos que consagren y legitimen nuestra condición de “ciudadanos multiculturales”(Torres, 2001), lograremos poner en práctica una verdadera Democracia Participativa, en la cual, podremos llevar a cabo nuestra participación sociocultural, defendiendo y respetando tanto nuestros derechos como deberes culturales (Canclini, 1987).
Actualmente, el Estado Venezolano, consagra la participación y la pluralidad cultural en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000), en su artículo No.100, del Capítulo VI, De los derechos culturales y educativos, consagrando a las culturas populares, bajo el principio de interculturalidad e igualdad de culturas. Está en cada uno de nosotros, como miembros de la sociedad, la construcción de las reglas y las normas del país y del mundo que queremos. Creemos en la posibilidad de lograr establecer una sociedad democrática, pluralista y multicultural. Donde cada persona o comunidad, pueda vivir conforme a su identidad cultural, expresándola libremente, respetando por supuesto los derechos culturales de los demás y cumpliendo con sus deberes. Este constituye el marco de una verdadera Democracia Participativa, en la que creemos y por la cual luchamos los ciudadanos venezolanos del siglo XXI, donde ningún grupo cultural que compone nuestra sociedad, se encuentre en situación de opresión y discriminación, con respecto al resto de la población.
BIBLIOGRAFÍA
García Canclini, N. (1987). Políticas culturales en América Latina. México: Grijalbo.
Torres, C. (2001). Democracia, educación y multiculturalismo. México: Siglo Veintiuno Editores.
Velázquez Jordana, J. (1998). Encuentros Filosóficos hacia el tercer milenio: Las paradojas de la democracia, (46), Caracas, Espacios Unión.
Venezuela. (2000). Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

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