miércoles, marzo 12, 2008

Los Pecados Sociales del Siglo XXI:

No contaminarás la Tierra, velarás
por el medio ambiente, tendrás cuidado de la manipulación genética… son pecados
que forman parte de una lista de actuaciones negativas que pueden ser realizadas
por los seres humanos en la sociedad. Son los siete "pecados sociales" del siglo
XXI que se añaden a los conocidos como siete "pecados capitales".

Así lo acaba de explicar el arzobispo Gianfranco Girotti, que es plenipotenciario apostólico del Vaticano y experto en asuntos de conciencia. Lo ha hecho en plena Cuaresma, que es un periodo litúrgico en el que los católicos practicantes se preparan para la más importante festividad cristiana, que es la Pascua.

El arzobispo Girotti ha hecho sus consideraciones en una entrevista titulada Nuevas formas de pecado social que se publica en L´Osservatore Romano,diario de la Santa Sede cuyo contenido es "oficioso" a menos que sean declaraciones o textos del propio Papa que entonces ya se consideran "oficiales".

"Uno no sólo ofende a Dios y al prójimo - según el arzobispo- si roba, o si jura en el nombre del Señor en vano, o si desea la esposa de otro, sino que también se produce ofensa a Dios y al prójimo si, por ejemplo, se perjudica el medio ambiente, o se realizan experimentos que manipulan el ADN o dañan embriones". Girotti ha añadido: "Dentro de la bioética hay áreas donde absolutamente debemos denunciar algunas violaciones de los derechos fundamentales de la naturaleza humana a través de experimentos y manipulación genética cuyo resultado es difícil de predecir y de controlar".

El arzobispo Gianfranco Girotti sintetiza dichos "pecados sociales" en estos siete: las violaciones bioéticas como la anticoncepción; los experimentos moralmente dudosos como la investigación con células madres; la drogadicción; la contaminación del medio ambiente; el contribuir a ampliar la brecha entre los ricos y los pobres; la riqueza excesiva; y el generar pobreza.

Mientras, los conocidos como "pecados capitales" fueron enumerados por el Papa Gregorio I en el siglo VI. Posteriormente, esta lista fue asumida desde un punto de vista filosófico por Santo Tomás de Aquino y desde una perspectiva literaria por Dante Alighieri en una obra cumbre e influyente de la cultura universal como es la Divina Comedia.

Ética y teológicamente, sin embargo, el término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado o de una actuación humana desordenada. Para los moralistas católicos, estos siete pecados se denominan "capitales" en cuanto son considerados "cabeza" o principio de los demás pecados que ofenden a Dios y al prójimo.

En este sentido, según dichos moralistas lo que constituye el mal, sea "pecado capital" o "sea pecado social" es tratar a los seres humanos como un objeto o como un medio que es utilizado en propio beneficio, y no como un respetable fin en sí mismo.

Los clásicos siete "pecados capitales", enumerados por Gregorio I a partir del siglo VI, son estos: 1) la soberbia; 2) la envidia; 3) la gula; 4) la lujuria; 5) la ira; 6) la avaricia; 7) la pereza.

A estos siete pecados se contraponen tradicionalmente, según esta concepción moral, siete virtudes. Ésta es la contraposición: la humildad se opone a la soberbia; la generosidad a la avaricia; la templanza a la gula; la castidad a la lujuria; la paciencia a la ira; la generosidad a la avaricia; y la diligencia a la pereza.

LA LISTA

Los nuevos "pecados sociales" presentados por el plenipotenciario apostólico del Vaticano son estos:

1. Las violaciones bioéticas, como la anticoncepción.
2. Los experimentos moralmente dudosos, como la investigación en células madre.
3. La drogadicción.
4. Contaminar el medio ambiente.
5. Contribuir a ampliar la brecha entre los ricos y los pobres.
6. La riqueza excesiva.
7. Generar pobreza.

Los siete pecados capitales señalados por el Papa Gregorio I en el siglo VI son los siguientes:

1. La soberbia
2. La envidia
3. La gula
4. La lujuria
5. La ira
6. La avaricia
7. La pereza

Texto: Oriol Domingo: El Vaticano establece siete "pecados sociales" que se suman a los capitales. La lista incluye la contaminación, la drogadicción y las violaciones bioéticas. Barcelona, 11/03/2008, http://www.lavanguardia.es/

1 comentario:

Ulises dijo...

LA VENGANZA DE LA TIERRA

Es el título de un más que imprescindible libro de James Lovelock, miembro de la Real Society y calificado por New Scientist como "uno de los grandes pensadores de nuestra época".

Muy de vez en cuando y, en ocasiones por azar, el ser humano encuentra o atisba una idea que sintetiza o innova. Se consigue esa suerte de milagro gracias al esfuerzo de la voluntad y a ese fenómeno extraño de la vida que es la inteligencia. La inteligencia como consciencia de la realidad y actitud que poseemos los humanos capaz de entender y cambiar el mundo.

En esa dirección de entendimiento y cambio de la realidad, James Lovelock ha cristalizado una idea que concibe a la Tierra como una especie de macroorganismo vivo compuesto de múltiples y complejas partes que interactúan. La teoría Gaia de Lovelock es un acierto desde el propio nombre, traído a cuento desde la antigua Grecia y redivivo en la diosa Gaia que personifica la Tierra.

Es normal en el mito griego la personificación no sólo de la Tierra sino también de la Naturaleza y sus elementos. Los dioses griegos en sus diferentes jerarquías se identificaban con el cielo, el mar y hasta los manantiales. Así pues, la Tierra vivía y las relaciones de los dioses entre sí eran trasposiciones de las relaciones naturales entre los elementos que hoy nos son conocidas en un plano nada mítico pero más científico y humano.

Para la Ciencia, Gaia es la delgada capa esférica de la Tierra y agua que abarca desde el interior incandescente hasta la atmósfera superior. En esa "delgada" capa habitan literalmente organismos vivos de una antigüedad aproximada a los cuatro mil millones de años.

Con Gaia se abre una nueva perspectiva sobre el soporte físico vital de esos microorganismos que hoy conocemos como "extremófilos" -bacterias que viven casi indefinidamente y se reproducen en los ámbitos más extremos, sea en las fuentes termales del fondo del océano, sea en las capas más altas de la atmósfera, desde luego soportando las altísimas presiones en los intersticios de las rocas profundas de la Tierra y hasta en el azufre de los volcanes-.

Ellas, las bacterias, en número casi infinito, han preparado durante ese inmenso tiempo geológico la matriz terrestre para que pudieran darse y florecer las plantas y los maravillosos colores y aromas de las flores. Ellas, para que los animales que nos son reconocibles por tamaño y afinidad, mamíferos y todos los demás vivan; hasta el homínido que con una capacidad inmensa de transformación ha puesto en jaque a Gea o Gaia, que con ambos nombres se la designa.

Valga como frontispicio e introducción a más amplios desvelos, que desde Sabitariana animamos, las palabras del propio James Lovelock:

"Hemos crecido en número hasta el punto de que nuestra presencia afecta al planeta como si fuéramos una enfermedad. Igual que en las enfermedades humanas, hay cuatro posibles resultados: destrucción de los organismos invasores que causan la enfermedad; infección crónica; destrucción del huésped; o simbiosis, es decir, el establecimiento de una relación perdurable mutuamente beneficiosa entre el huésped y el invasor."

¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!

Biblia de Jerusalén, Mateo 23,24