lunes, mayo 07, 2007

"-Hay que admitir que no hay nada más fácil que tomar las cosas como son"

(Diálogo de la película: Dos o tres cosas que sé de ella de
Jean Luc Godard, 1967)

Esta frase que también puede ser interpretada como -no hay nada más fácil que aceptar las cosas como nos las muestran- dicha por la protagonista (Juliette Jason) del film Dos o tres cosas que sé de ella, además de cuestionar la relación del sujeto con su sociedad, y el papel de éste dentro de la misma, nos dice también que aprendemos a “conocer” la realidad, de una determinada forma, aprendemos desde muy niños, a aceptar una manera de captar y apreciar lo que nos rodea. Dicha manera de apreciar la realidad, se naturaliza y establece de tal modo, que nos resulta imposible comprender algo, sin utilizar este modelo de entender las cosas. En otras palabras, estamos socialmente acostumbrados a “ver”, aquello que se nos ha enseñado a ver o que hemos aprendido a ver. Aquí estaría el papel de los aparatos ideológicos del estado, como moldeadores de la personalidad de los sujetos, y creadores de ideologías. El canal de la ideología es el sujeto, la ideología tiene a través del sujeto su existencia material (Althusser).
Por supuesto que si somos personas que gozamos de una vida digna dentro de "nuestra" sociedad capitalista, entendiendo por vida digna, el disfrute y ejercicio pleno de nuestros derechos humanos, civiles y culturales, y que además disfrutamos de una buena calidad de vida, entendiendo por ésta, las posibilidades reales de desarrollar nuestras capacidades y de llevar a cabo acciones a favor de nuestro bien y del bienestar común, es lógico que aceptemos la realidad tal cual nos la presentan. Pero si dentro de esta misma sociedad capitalista, carecemos de una vida digna y de una buena calidad de vida, como ocurre con un “niño de la calle”, al cual se le niega y violenta cada día sus derechos humanos, civiles y culturales, la realidad no puede ser tan simple, como algunos grupos y personas pretenden que sea:

"-Eso fue en 1992, el muchacho tenía como 10 años y estaba atado a un árbol. La policía descubrió que lo mató un hombre apodado “El Chorizo” porque el niño no le entregó unas correas que se había robado en un local de Chacaíto. El menor y otros niños de la calle robaban para el “Chorizo” y estaban obligados a entregarlo todo a cambio de unas pocas monedas que recibían todas las noches. Si no lo hacían, les esperaba la muerte-."



La ideología es falsa-conciencia, en el sentido de que es algo subjetivo y mutable, porque se transforma según las circunstancias: tiempo, espacio y sujeto. Pero la ideología es completamente real en la manera en que la vivimos:

La ideología para Althusser, representa en efecto la realidad –pero lo que representa es la manera en que yo ‘vivo’ mis relaciones con el conjunto de la sociedad... [1]

Si la ideología representa nuestras ideas, creencias y valores; está estrechamente ligada a nuestro mundo imaginario, y se ve representada en nuestra conducta y en cada mínima acción de nuestra rutina diaria; no podemos sino considerarla como algo real.

La ideología neoliberal ha programado y diseñado una realidad, donde sólo hay cabida para un tipo de persona egocéntrica e insolidaria, para seres humanos egoístas y violentos. En un mundo donde cada cual se preocupa sólo por su beneficio y bienestar individual, se genera una gran carga tanto de violencia pasiva como activa, porque estamos irrespetando y violentando constantemente al otro, utilizándolo sólo para el beneficio propio sin tomar en cuenta sus necesidades reales, de igual manera la otra persona también nos utiliza conforme a su deseo y voluntad. Esta recíproca “utilización” no nos conduce sino a la frustración y a la violencia, porque al no establecerse dentro de las relaciones personales y sociales, un acuerdo común, de valores e intereses, siempre una de las partes pierde, quedando excluida o a la voluntad y poder del otro, dejando de ser lo que es, o lo que quiere ser, para convertirse en la persona que quiere o le conviene al otro. La cultura individualista también produce seres humanos poco tolerantes, hecho que puede conducir a conductas racistas y xenofóbicas, como clasistas y excluyentes. Pero una persona no es por naturaleza egoísta y violenta, se aprende a como ser egoísta y violento, pero también podemos aprender a como ser democráticos, solidarios y tolerantes. Pero si partimos de la idea de que el otro es un enemigo a vencer, pues el panorama político, económico, social y cultural, se nos vuelve bastante desesperanzador, porque en una lucha de todos contra todos, el odio, la violencia y la muerte son los ganadores y la humanidad la gran derrotada. Pero si lo que nos importa en verdad, es la vida, el amor, la paz y el ser humano en general, y su supervivencia, tenemos que crear otra forma de concebirnos a nosotros mismos, a los otros y al mundo al cual queremos pertenecer que difiera de la ideología neoliberal o que por lo menos la transcienda, para lograr mejorarla:

"-Claro que hay discriminación. Sobre todo en el empleo. Estos chavales, de entrada, tienen menos formación. Pero incluso cuando un joven de origen magrebí con una licenciatura se presenta para un trabajo, su petición es colocada por detrás de las de los franceses, y esto sucede también para empleos menores como conductor de camión.
-Yo trabajo en una discoteca-, asegura el tercero, -sólo hay dos magrebíes entre más de un centenar de trabajadores-. Es que los franceses son unos racistas y nos tienen aquí marginados-, dice otro del corrillo. -El alcalde puede venir aquí, al barrio, a participar en alguna fiesta que se celebre, pero no les gusta que nosotros vayamos al centro de Pau. Nos tratan fatal; aunque vayamos limpios y bien vestidos, no nos dejan ni entrar en las discotecas, no les gusta vernos. Y la policía nos ha llegado a cachear en plena calle incluso cuando íbamos acompañados de nuestra novia-."





[1] Eagleton, Terry: Ideología, Pág.40.

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